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España en el diván

Un millón y medio de españoles pendientes cada viernes de supernanny

Un millón y medio de españoles pendientes cada viernes de supernanny

Ahora mis hijos se sientan a aprender cómo educar a sus pequeños, que este asunto ha cambiado tanto en estos años, que vuelve locos a los que hasta ahora se tenían por cuerdos. Si los leoncitos se irritan y rugen, sus padres se habían acostumbrado, siguiendo no se bien qué errante consejo, a acobardarse y acomodar a los cachorros dándoles caprichos y mercedes y convirtiéndolos en pequeños tiranos. Este disparate ha ablandado tantas seseras, que ahora todos andan buscando encantos que desfagan el entuerto. Me hago de cruces viendo a tanto pequeño malicioso gobernando a sus padres y maldigo a los borricos que prometieron bondades si se dejaba a los niños señorear con afrentas y agravios.

4 comentarios

Veobesillo -

Mi abuelo, maestro, decía que la letra entraba con la sangre del profesor, y razón no le faltaba, que pocos profesores esforzados hay, peores padres, y claro, lerdos niños.
Por supuesto que a nuestros hijos debemos darles cariño, pero también establecerles límites, que una cosa no está reñida con la otra. Los que tenemos hijos sabemos que es más dificil negarles algo (con un motivo, claro) que dárselo, por eso creo que los mal educados fuimos los de nuestra generación: Nos enseñaron, pero no nos enseñaron a enseñar a nuestros hijos.

Ángela -

Creo que exageráis. Si al niño se le trata con cariño, te devuelve cariño. Está ya muy pasado lo de \"la letra con sangre entra\".

REMARTIN -

Cierto. A mi me ha tocado bregar con 3 de esos seres casi humanos. Tienen una innata habilidad para tomar la medida de los que les rodean; te piden la mano y te cogen el brazo. Yo tambien fui profesor y se por donde andan las cosas. Ah!, pero a mi no me van a pillar en ese mano a mano, y si hay que ponerlos firmes se les pone y listos. Le disguste a quien le disguste. No caeré en el carajotismo generalizado entre los padres españoles; no seré de ese tipo de esclavos. Hijos fascistas, si es posible, los de los demás. La sociedad no ayuda..., ¡pues me ayudo yo!

Irene -

La verdad es que los mocosos están cada vez peor educados, y yo lo sé bien que soy profesora.