Bien está que sus hijos lo recuerden, que aquel Papa fue un buen hombre y dejó huella, pero tengo para mí que el que se marchó era hijo predilecto de Dios y no necesita más rezos ni lloros públicos, que ya está bien acomodado a la derecha de su padre. Más valiera que esos miles de hombres y mujeres dedicaran padrenuestros a los que están vivos y bien majados con los palos del hambre y la miseria, a los que no tienen ni un techo ni una lumbre y hacen penitencia en su mala ventura. El caudal que esos miles empeñaron en hacer el viaje a Roma sería el mejor bálsamo para tantos afligidos y menesterosos de los que nadie conoce ni se acuerda, que son más útiles a Dios y de más maduro entendimiento los humildes servicios que las públicas lisonjas.
Por cierto Rial, el anuncio de la derecha ¿es para animar a los católicos a peregrinar a Polonia? Prepararé mi traje de Armani.
Remartín -
Hoy sólo los católicos tenemos obligaciones con los desfavorecidos. Se cuestiona todo lo que hacemos. Por eso cada vez somos menos pero mas valiosos y auténticos. Nadie cuestiona que decenas de miles de batasunos se gasten su dinero en ir a manifestaciones, en las que además hacen colecta para liberar a un apologeta del asesinato. Eso es políticamente correcto (¡ja,ja,ja!)
Ana -
Una cosa no quita la otra se puede rezar por el Papa y por todos los demás. Parece que España no respeta a los católicos. ¡Cómo has cambiado!
Guash -
El problema es que los católicos sí se meten en la vida de los demás. Más caridad con los pobres y menos rezos con traje de Armani.
Miguelina -
A nadie debiera importarle lo que hacemos los católicos. Que cada uno se preocupe de sus cosas.
Bien está que sus hijos lo recuerden, que aquel Papa fue un buen hombre y dejó huella, pero tengo para mí que el que se marchó era hijo predilecto de Dios y no necesita más rezos ni lloros públicos, que ya está bien acomodado a la derecha de su padre. Más valiera que esos miles de hombres y mujeres dedicaran padrenuestros a los que están vivos y bien majados con los palos del hambre y la miseria, a los que no tienen ni un techo ni una lumbre y hacen penitencia en su mala ventura. El caudal que esos miles empeñaron en hacer el viaje a Roma sería el mejor bálsamo para tantos afligidos y menesterosos de los que nadie conoce ni se acuerda, que son más útiles a Dios y de más maduro entendimiento los humildes servicios que las públicas lisonjas.
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Remartín -
Remartín -
Ana -
Guash -
Miguelina -