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España en el diván

El modelo de Estado y la inmigración, ejes del debate del Estado de la nación

El modelo de Estado y la inmigración, ejes del debate del Estado de la nación

Las preguntas son: ¿son los discursos reales o imaginarios? ¿se exageran sus argumentos para incomodar a los adversarios y para apaciguar a los votantes propios?. La política debería avanzar descartando aquellas iniciativas que contradicen la experiencia y poniendo a prueba permanentemente el principio de falsación. Para ello es imprescindible un nivel elevado  de cultura política nacional e internacional y un poderoso conocimiento de la historia propia y ajena. Ahí es nada al aparato.  Nuestros políticos parecen estar permanentemente en fase de experimentación, jugando a crear escenarios posibles con cargo a los presupuestos. Sería más sencillo y más productivo plagiar lo que ya existe y funciona. Si el sistema de educación público de los países escandinavos es el que mejores resultados objetivos ofrece ¿no sería razonable adaptarlo aquí y evitar enfrentamientos absurdos?. Da la impresión de que la política aún se encuentra en una fase germinal, en la que las practicas se adaptan a los toscos enunciados prefigurados de una izquierda y una derecha inmóviles, de cartón piedra. El positivismo racionalista, que tan buen resultado ha dado a la ciencia, aún no ha prendido su mecha en la política y ya va siendo hora de que lo haga. Por el bien de todos.

5 comentarios

Veobesillo -

No he pretendido insultar, lo siento. No obstante, Silvia, reconocerás que en esas palabras que tanto abundan en los medios últimamente, y que tú usas con tanta facilidad, hay bastante poco de contenido y mucho de carga emocional. En este caso, cito "machismo" y "derechas".

Silvia -

Oye, lo de glogloglo de gallina me parece un insulto. No sé si te crees el gallito. El machismo no tiene límites entre la gente de derechas.

Veobesillo -

Lo cierto es que existe una ciencia, que es la economía positiva, que nos da muchas pistas sobre como aumentar los recursos escasos, mejorar la distribución de las rentas, conservar el patrimonio mediombiental, etc. Lo que ocurre es que, unos por conveniencia (políticos en el caso que nos ocupa) y la mayoria por ignorancia, somos incapaces de ponernos de acuerdo en nada. La política ha conseguido en este país que en los debates se usen las palabras más por su carga emocional que por su significado real, que en muchos casos es ninguno. Así, abundamos en "progresismo", "género" y "consenso", y censuramos al contrario con "inmovilismo", "conservador" o "disensión". Todas estas palabras tienen un significado parecido al "glogloglo" de las gallinas, y tomadas en conjunto hacen que la arena del debate político parezca más un gallinero que un lugar de intercambio de ideas.
Como ejemplo, me remito a los foros como el presente, donde se leen más críticas que ideas o propuestas constructivas.

Silvia -

Y ya mismo tendremos a los fachas de siempre criticando el proceso de paz, a las autonomías y cerrando las puertas a los africanos con buques de guerra. Ese es el debate. Progreso frente a inmovilismo.

Becariaprecaria -

¿A quién interesa lo que digan los políticos?. L gente está comprando como locos teles de pantalla plana para ver el mundial. Lo demás da igual.