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España en el diván

Delicatessen

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España me ha pedido hoy que no le haga pregunta alguna. Trae de suyo una confesión pestilente. Desconfío de sus humores, de sus alegorías, de su sistema de símbolos. Schopenahauer ya advirtió que el público siempre se fija en el fondo y a mí me preocupa no descifrar sus adivinanzas.  

¿No ha observado, doctorcito, cómo ha menguado la espesura y enjundia del lapo español?. Sí, sí, no me mire con esa cara batracia. El lapo, gargajo, escupitajo; la saliva espesa que mis hijitos han esparcido por el mundo y por mis propias tierras. Ahora la aprecio traslúcida, blancuzca, pobre, una calavera de sí misma. Añoro el gargajo espeso y despreocupado, el vivacísimo disparo que sembraba arrabales y salones con igual millonaria densidad de bacterias y virus. Conquistaba un español Flandes y las Indias y regaba enseguida sus piedras con su vivacísimo gesto, dejando allí el sabor idiosincrásico, con el que para todo aliviáis las prisas.  No era difícil rastrear las fronteras de mi Imperio. Allí donde llegaba una caballería española, había duelos a cuchillo y lapos íntegros y mestizos. Hijos del país, apoteosis espesa y salpicada. Los vagones del metro de Londres mostraron hasta hace poco carteles en español en los que se leía: “Prohibido escupir”. Albión genuflexa y acojonada por el gusto áspero de nuestras bocas. Temerosa de que los salvajes españoles se hundiesen en su subsuelo y les calentaran a gusto. Nuestras barcas contrabandistas entraban en Holanda y en Italia arreando ostias y vendando cabezas. En el campo abierto sobrenadaba la salivita aliviada del que sólo aguardaba el degüello. Habéis perdido la gracia y ahora camináis chiquitos y estreñidos, destinados al encierro. Dadme una gracia, una sorpresita intempestiva , un gran escupitajo cimarrón que anegue una hacienda, un salivazo tal que atraiga a los perros a beber la luna en los charcos. No buscaré otro. 

4 comentarios

Vividor -

En esa espesura flotamos todos.

La Reina -

UFFFF.... Trato de convencer a Alicia de que Ibarretxe es de la Real Academia, pero después de leer esto creo que me he quedado sin arggumentos. Para más razones, preguntar a Alicia.

REMARTIN -

Tradición perdida, diría yo, por cobardia y desamparo. Ya nadie se atreve; ser español y avestruz no difiere demasiado.

El Rey -

Gran tradición española la de escupir. Suscribo la idea de recuperar la vieja costumbre.