Decenas de miles de católicos rezan en San Pedro por Juan Pablo II
Bien está que sus hijos lo recuerden, que aquel Papa fue un buen hombre y dejó huella, pero tengo para mí que el que se marchó era hijo predilecto de Dios y no necesita más rezos ni lloros públicos, que ya está bien acomodado a la derecha de su padre. Más valiera que esos miles de hombres y mujeres dedicaran padrenuestros a los que están vivos y bien majados con los palos del hambre y la miseria, a los que no tienen ni un techo ni una lumbre y hacen penitencia en su mala ventura. El caudal que esos miles empeñaron en hacer el viaje a Roma sería el mejor bálsamo para tantos afligidos y menesterosos de los que nadie conoce ni se acuerda, que son más útiles a Dios y de más maduro entendimiento los humildes servicios que las públicas lisonjas.
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Remartín -
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Ana -
Guash -
Miguelina -