Un coleccionista paga 95 millones de dólares por el cuadro de Picasso Dora Maar con gato
La irrealidad es más poderosa que la vida. Sobre un lienzo se tejen y destejen colores irrecuperables y juegos ilusorios. El artista se hizo una pregunta: ¿podría existir el gato de la amada sin la amada? El coleccionista omite la confidencia y hace cálculos duodecimales del beneficio que podrá obtener con la reventa. La frontera entre el arte y el negocio es una nebulosa cuyos contornos conocen muy bien las salas de subastas y los tipos que pujan a través de los teléfonos. El juego parece muy verosímil, pero bajo el rigor de los cortinones y las luces tenues sólo se entrevé un proceso de sugestión que entorpece y confunde al arte con las finanzas. El gato ya ha reclamado su parte del pastel.
2 comentarios
Remartín -
Silvia -