
Las tetas populares, sin alambiques ni afeites, se pueden convertir en enseñas del deseo. Miles de personas desdeñan la caducidad impuesta a la belleza y reclaman composiciones genuinamente originales. La erección propia no se vincula necesariamente a la turgencia ajena y a veces aspira a la credibilidad. La estética universal se escribe continuamente con las diversiones que se imaginan, se idean o se viven. La carne exige su lugar sin efectos escénicos, con sus descuidos fervientes y su repertorio limitado de posturas.
1 comentario
sabrina adimari -
suerte con tus obras
beso sabrina adimari