
Los cuerpos templados negocian con la carne ajena. En las galerías del deseo se arrastran turbias sombras que evocan el tiempo de los esclavos. Esos puñados de hombres y de mujeres que trabajan y madrugan como tú y como yo no merecen el trato cobrizo de los imperios. El mundo se ha quedado viejo y no entiende que a todos nos iguala la ley, el impreso de la cotización a la seguridad social y el seguro de desempleo. Lo demás es xenofobia.
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Veobesillo -
Marta -
Máximo -
Raquel -
Máximo -