Sólo el 26% de los británicos quiere que Camila sea reina
Ya no tienen los ingleses a su princesa de hermosura, aquella que ensartaba lágrimas como perlas en el jubón de un moro. La de ahora es fea como la madre que la trajo y no quieren ellos que les reine, por más ingenio y entendimiento que demuestre, que en esto de las reinas y las princesas más se valoran los rasgos de la cara y hasta el talle y la figura que el juicio, el estilo y los buenos modos. Las monarquías están cautivas de una memoria popular fraguada con cuentos de hadas, y así como un Soberano ha de ser bonísimo, valiente, apacible y de buen juicio, las princesas deben ser discretas, repartir mercedes entre los menesterosos y oler a lirios del campo. Este encantamiento se adorna con las gracias que conceden las almas de los súbditos y, si un día el sueño se desvanece, se perderá la maravilla y todos acabarán en volandas entre suspiros y quejas.
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Anika -