Este Pitol traduce bien y fielmente y es hombre de buenas letras, que tiene cuanto estimo en la hidalguía: discreción y buena espada para zanjar lo que tuerce el camino de la verdad, cuya madre es la historia. Hoy entona con sosiego sus voluntades y nos ha de sudar el hopo en su cumplimiento, que más abundan los amigos de romper cabezas y entablar pendencias, que los pacientes que atraviesan la vida asidos a los buenos libros. Es este un viaje en el que tan maltrechas andan las letras y las páginas como envanecidos los que presumen de ignorancia, que no es un secreto que en este mundo se honra más a los que tienen destreza para herir que a aquellos que con su juicio imponen en las almas bálsamos y ungüentos. Hoy, con el mejor de los ánimos, aderezo mi rústica mesa y levanto mi copa para brindar por los señores del conocimiento, para que no les falte nunca el sol ni la esperanza de alcanzar su gusto y su sustancia.
Este Pitol traduce bien y fielmente y es hombre de buenas letras, que tiene cuanto estimo en la hidalguía: discreción y buena espada para zanjar lo que tuerce el camino de la verdad, cuya madre es la historia. Hoy entona con sosiego sus voluntades y nos ha de sudar el hopo en su cumplimiento, que más abundan los amigos de romper cabezas y entablar pendencias, que los pacientes que atraviesan la vida asidos a los buenos libros. Es este un viaje en el que tan maltrechas andan las letras y las páginas como envanecidos los que presumen de ignorancia, que no es un secreto que en este mundo se honra más a los que tienen destreza para herir que a aquellos que con su juicio imponen en las almas bálsamos y ungüentos. Hoy, con el mejor de los ánimos, aderezo mi rústica mesa y levanto mi copa para brindar por los señores del conocimiento, para que no les falte nunca el sol ni la esperanza de alcanzar su gusto y su sustancia.
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