Se multiplica por cuatro el consumo de cocaína entre los adolescentes
A los niños les congelan a diario la infancia con tóxicos y con mentiras. Conviene mantenerlos aparcados haciéndoles creer que son los capitanes de la batalla, convencerlos de que han descubierto el alfabeto y están a punto de arribar al puerto de Cartago blandiendo la espada de Melkart. Los traficantes de sueños ofrecen ríos infinitos sin principio ni término, un azar blanquecino de cal que arrasa los pulmones y las minúsculas venas. Frente a los colegios aguarda el robusto cochero de la muerte que invita a probar matarratas con sabor a jengibre. No importa que los jóvenes sepan matemáticas o latín, los profetas decidieron que era razonable dejarles descansar para que aprendiesen a describir amaneceres de colores. La ignorancia ha vencido definitivamente y arrastra al mar los despojos.
4 comentarios
Silvia -
Veobesillo -
Remartín -
Lucía -