La mitad de los asalariados ni siquiera llega a 'mileurista'
Aullan los mastines que exigen las llagas amargas, los corazones grises, harapientos, tardíos, agotados de reclamar hondura y justicia. Los dragones entonan baladas de victoria y brindan sobre las sienes de los derrotados. Ya no hay ni suspiros en la noche blanca, sólo velones que queman las bofetadas que llegan como campanadas. El dolor tiene ahora el sonido inextinguible y delicado de los agujeros en los que se desparraman los frutos que nunca llegaron a madurar. Todo es tránsito, gritos y cristales a punto de quebrarse.
2 comentarios
Antonio Rial -
El mejor arma de combate contra la melancolía es el humor, así es que trataré de ponerme a ello.
Gracias por la bienvenida.
TOCAYO -