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España en el diván

La subasta de un cuadro se dispara por la sospecha de que es un Rembrandt

La subasta de un cuadro se dispara por la sospecha de que es un Rembrandt Nadie ignora que el pasado es tanto más caro cuanto más ignoto. Se aprecia a los muertos, a sus misterios, a los espejos que los reflejaron por última vez y que certificaron sus tránsitos. Hay un goce angélico en encontrar huellas que parecían borradas. La sonrisa del joven Rembrand es lenta y blanda, capaz de burlar la lejanía y errar durante siglos en paredes sin fortuna ni laurel. El personaje se sabe fresco pese a reconocerse muerto como un sueño. El destino ama la matemática, el número que no muere y que reaparece en un desván con anhelo incorruptible de victoria. La imagen acecha e inquieta con su enigma de memoria muda, con su lejanía rendida de símbolos y de leyes.

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