Un conductor demanda por los daños en el coche a los padres de un joven que atropelló y mató
En el interior de algunas cabezas sólo habita el vacío, la música propia que no deja de sonar, una frontera que marca el límite entre lo humano y lo material. Si no existe el mundo exterior más que como cosa, lo demás no importa, todo está desprovisto de su condición y se vuelve trivial. La bajeza humana asquea y más aún viendo el rostro de un individuo que sólo atiende a sí mismo y equipara el capó de un coche al cadáver de un joven.
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Patxi -