Miles de cazadores se manifiestan para defender su actividad
Sentir placer al matar un animal es repugnante y señala un cierto desequilibrio mental próximo a la thanatofilia, que incluye como síntoma el gusto por disfrazarse con un trajecillo ridículo, impropio de un adulto en sus cabales. Los cazadores se justifican explicando que su actividad es ancestral e imprescindible para mantener el equilibrio ecológico, pero lo cierto es que cuando están apostados esperando acribillar un ciervo a ninguno de ellos le importa un colín la estabilidad de Gaia, ni anhelan otro jugo que confortarse apretando el gatillo. La coartada recuerda demasiado a la del doctor Menguele, que alegaba que servía a la humanidad sacrificando gitanos, judíos y homosexuales por el bien de la ciencia.
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Veobesillo -
Amalia -
TOCAYO -
Atos -