Un estudio científico demuestra que antidepresivos como el Prozac, que usan millones de personas en todo el mundo, no son más eficaces que cualquier placebo. Los laboratorios hacen el gran negocio con nuestra tristeza. La soledad cotiza al alza en Wall Street y los industriales prometen que habrá felicidad si cada cuatro horas nos metemos entre pecho y espalda sus polvitos engomados, tragándolos con sorbitos de agua. En realidad somos unos afortunados: todavía no se les ha ocurrido que pueden recaudar más beneficios si nos convencen de que combinemos las píldoras con cocacola, zumo envasado o con cualquier marca de sopa instantánea. Todo sea por mejorar la cuenta de resultados .
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Karl -
Marta -