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España en el diván

Vaticano

Vaticano Mire mi señor de nombrarme embajadora de mí misma en el Vaticano, que mi deseo arde por mil señales y es menester que extienda mis pies hasta donde aún quedan caballeros de ánimos inquietos, capitanes de ventura vestidos con púrpuras casacas de enojo.  Ya le dije que no soy casta, pero tengo entendimiento y templanza para acuchillar tempestades y para sorber cálices apacibles y frescos, para celebrar ceremonias y pasar roncando las horas de la siesta. Déjeme volar de mí, que cansada estoy de embusteros y hombrecillos. En este buen deseo de apartarme, también me cargan los años y la gana de hablar de nuevo buen latino, que echo en falta el bálsamo que perdí y me pesa esta preñez de necios y de moscas. Ya no busco ni la fe ni la gloria, sólo requiero un colchón blando y compasivo y un abanico de bizcochos. Una vida de cura sin dolencia que no me reseque el celebro.

9 comentarios

HECTOR OJEDA -

Que el colchón tenga estampado la palabra STRESS por todos lados, por si se le corre la sabana y se cansa de nuevo... Un abrazo.

Tulipán negro -

Oh, doctor YO.
Casi como ella, doña Carmen.

melonaforever -

Vengo a hacerte una visitilla para agradecerte la tuya y conocer tu blog...interesante...volvere por aqui...

Besitos.

Fonseca -

No ke extraña que España quiera marcharse de España. Yo también.

Embajador -

Me ofende mucho que nos pongan de vagos. El trabajo en las embajadas es bien difícil. Más de los que la mayoría piensa.

Papa -

¿Es que ya no se va a respetar nada?

amranta -

si, por favor, dejenme volar de mi...

besos... un sitio embriagador este..

Gabriela -

Pensé que sería un diván freudiano y veo que es un diván histórico.
Esta entrada me ha recordado a Cristina de Suecia y la hermosa película de la Garbo. Un Vaticano dieciochesco o del XVII...Un saludo cordial.

El rey -

Todos queremos una jubilación así, pero me parece chocho que tú vas tener que aguantarte.