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España en el diván

Aviaria

Aviaria

¿Qué mal puede haber en los pajarracos, que mis hijos se hacen cruces y les aparejan trampas?. Acaso llegó la hora de hocicar ante ellos, que tantas malas venturas les hemos dado antes, que brazos incansables los prepararon fritos, guisados y en petitoria, y a fe mía que ahora su venganza ni trajina ni negocia con enemigos gigantes. Por más fortalezas que levantemos, tengo por cierto que ni poniéndonos de hinojos nos dejarán estos sosiego que, si pueden, nos harán menoscabo y regocijarán sus almas viéndonos enfermos. Menos mal que yo me desembaracé de mis alas del Parnaso y ahora ejerzo de pobre mortal entre vosotros, que mal final sería restarme la salud en una cama, con velón y cura, y no en campo de Agramante con una causa de más tomo. Así es que ahora, los picos de esas aves ya no traen la paz sino licencias del otro mundo, y a quien Dios se las dé, que recuerde los pavos y pollos que comió antaño, que esos vientos criaron estas tempestades.

2 comentarios

Alix -

La verdad es que es para acojonarse lo de los pájaros. Voy a probar a cocinar insectos.

El rey -

Yo sólo como carne en condiciones, la de ave está sosísima.