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España en el diván

Carnaval

Carnaval

Qué mejor ocasión, doctorcito, que ahora que es carnaval para mudar mi rostro. Ser otra mujer de una vez y para siempre. Lo haré a cambio de dinero, que de eso ando siempre justa, y aun derramando lágrimas en grande abundancia. Dígame dónde anunciar mi nariz, mis orejas, mis cabellos y mis mocos, que me urge este negocio. Sé de cierto que mi cara habrá de socorrer a cualquier princesa que busque enmendarse de algún lance, que bien raros son los designios que trae la vida, y antes de que acabe a mojicones y puñadas con unos y con otros, bien le vendrá embrazar mis ojitos moros y mi piel de sultana de medio galope. No me trabe este deseo, que bien conozco que, antes de mí, tantas vendieron sus cuerpos enteros durmiendo junto a mozos de mulas, y tan triste es aquello dellas como lo mío de ahora. No me crea fuera de juicio, que tan retratada tengo mi alma, que en cuanto me despida de mi máscara, quedaré tan desarmada que será imposible conocerme. Y no es ese mal suspiro.

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Mask -

A mí también me gustaría dejar de ser yo.